¿Es posible realizar ejercicio físico en tratamiento con quimioterapia?

Efectos adversos de la Quimioterapia

El tratamiento con quimioterapia produce diversos efectos adversos que suelen aparecer después de varios ciclos de tratamiento y que variarán en su aparición e intensidad, dependiendo de la persona y del tipo de tratamiento en concreto.

Los efectos adversos más característicos son: mucositis (inflamación de la boca), naúseas y vómitos, diarrea, estreñimiento, xerostomía (sequedad de boca), alteraciones del gusto y olfato, anorexia (pérdida de apetito), alopecia (caída del cabello), alteración de la piel y las uñas, astenia y cansancio, alteración de la sexualidad y la fertilidad y numerosos efectos emocionales.

En este Post nos vamos a centrar principalmente en “la astenia y el cansancio”, dejando los consejos para el resto de síntomas para posteriores post que publicaremos.

“La astenia y el cansancio”

La astenia o fatiga tiene causas multifactoriales, pero se ha comprobado que este efecto adverso está ligado directamente al cáncer y/o a su tratamiento.

A menudo caemos en un ciclo sin salida: el paciente nos manifiesta que está cansado y le recomendamos que descanse todo cuanto necesite hasta su recuperación, no siendo conscientes de que no estamos contribuyendo en su recuperación, sino al contrario. La inactividad física se relaciona con el desgaste y/o pérdida de masa muscular, pérdida de la condición cardiovascular, producción de sustancias pro-inflamatorias y con esto la puesta en marcha de un círculo vicioso que incrementa la fatiga.

Por lo tanto el objetivo de este Post es aprender a dar consejos de calidad a nuestros pacientes que ayuden a mejorar su calidad de vida.

“El ejercicio físico mejora la astenia y cansancio en pacientes con quimioterapia”

Buscando información acerca de nuestra hipótesis: “El ejercicio físico mejora la astenia y cansancio en pacientes con quimioterapia”, hemos encontrado la actualización de una revisión de estudios que comparaban dos grupos de pacientes: uno sometido a actividad física (1461 pacientes) y otro grupo control que no realizó ejercicio (1187 pacientes). La intervención del ejercicio podía ser durante y/o después del tratamiento oncológico. La duración de la actividad física estuvo en el rango de tres semanas a un año e incluyó ejercicios aeróbicos, entrenamiento de resistencia y ejercicios de flexibilidad. Los estudios fueron muy variables en cuanto a la intensidad del ejercicio (frecuencia y duración).

Se observó que la actividad física aeróbica (específicamente caminar o montar en bicicleta) tenía beneficio sobre la disminución de la fatiga 27% más veces en comparación con el grupo de inactividad física. En relación a los tipos de cáncer que más se beneficiaron de la actividad física fue el grupo de cáncer de mama y próstata, no siendo así para el grupo de cáncer hematológico. Finalmente cuando se revisó el tipo de ejercicio que se realizaba fue el ejercicio aeróbico el que reportaba mayor beneficio en cuanto a reducción de la fatiga en comparación con el ejercicio de resistencia u otras formas alternativas de ejercicio.

Por tanto,  la conclusión de este análisis es clara: el ejercicio aeróbico puede beneficiar a los pacientes que reciben tratamiento oncológico, sin embargo aún se desconoce cuál será el tipo óptimo, intensidad y frecuencia del ejercicio físico.

Como asesores de ejercicio físico y salud, hemos comprobado que nuestros alumnos en tratamiento con quimioterapia mejoran su fatiga con el ejercicio físico regular y adaptado, además de reducir su estrés emocional, mejorar su descanso/sueño y favorecer su apetito. Añadimos respecto a los estudios encontrados, que la importancia de la consecución de objetivos y de resultados favorables en estos pacientes radica en la combinación de tanto ejercicios aeróbicos como ejercicios de fuerza, potenciando los beneficios en comparación con el simple hecho de realizar ejercicios aeróbicos.

Recomendamos por tanto el ejercicio físico guiado y personalizado como medida para paliar los efectos adversos de la quimioterapia, así como para mejorar la calidad de vida de estas personas, alternando ejercicios aeróbicos y ejercicios de fuerza. Recordamos que es importante tener en cuenta el tipo de tratamiento de cada persona, la duración del mismo y los síntomas individuales, para adaptar el entrenamiento a sus necesidades y requerimientos, en cuanto a momento óptimo para realizar el ejercicio, duración, intensidad y frecuencia.

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